Cuando me propusieron participar en este Día Mundial del Vestido pensé que no tenía mucho tiempo pero... recordé que... Un día encontré entre los juguetes olvidados de mis chicas una muñeca sin ropa. Por aquellos días me encapriché de las Catrinas mexicanas y como no tenía ninguna... decidí hacer una Catrina con esa muñeca. Quería darle un aire romántico y a la vez un poco espectral. Difícil capricho. Pero... rebuscando en mi bolsa de calcetines rotos, encontré unos calados, largos, de niña pequeña. Eran perfectos para la idea que yo llevaba.
Recorté la parte del pie, y con la pernera, hice un vestido cosiendo la parte de arriba. Le hice un corte en el centro, a modo de escote. Como le quedaba un poco ancho, cogí un lazo de los que pone Mercadona en las bolsas de regalo de la Perfumería, y se lo até a la cintura. Entonces me di cuenta de que la pobre muñeca estaba un poco calva, así que, con la parte del pie, le hice un gorro para cubrir la parte pelona.
No me atreví a pintarla porque yo, maquillando, soy nefasta. Al final, no ha sido una Catrina, pero sí que tiene un aire un poco fantasmagórico propio de la Noche de Difuntos...
Este es el resultado.